"El Arte es una oportunidad para realizar en la fantasía los deseos frustrados en la realidad por obstáculos externos o por inhibición moral" (Freud)
Los chats y las redes sociales pueden activar la imaginación hasta la ensoñación...
-Tu Claire me está dando miedo.
(Perfecto, esto sólo acaba de empezar).
PD: Quizás lo titule:
"El diario de Claire"
CAPÍTULO I
Su belleza fue siempre infinita, su encanto no tenía límite.
Claire paseaba distraía de vuelta a casa.
El sol acariciaba sus cabellos mientras sus caderas se balanceaban cadenciosas a cada paso que daba.
No pensaba en nada, tenía facilidad innata para ello, su mente quedaba en blanco y punto, era como cerrar de un tirón la cadenita de una bombilla colgada en el techo en una estancia. Así funcionaba su mente.
Al llegar a la puerta de casa volvió de golpe en sí, sus manos recorrieron su vestido y se arregló la ropa torpemente y abrió.
Decidió subir por las escaleras, esas que tanto le gustaban del edificio modernista en el que vivía, sus dedos acariciaron suavemente la madera de la barandilla que sujetaban unos barrotes verticales que se retorcían formando figuras de hiedras y flores, una luz tamizada entraba por la claraboya que cerraba el techo dando una sensación de frescura y descanso.
Sus secretos; Claire tenía dos.
La lengua recorrió la comisura de sus labios grandes y carnosos que daba paso a unos molletes rosáceos y sonrió.
Recordó la cara de él cuando la había visto estirada en el diván a lo largo, sus manos temblorosas, su garganta que parecía querer decirle algo, y sus ojos. Pudo apreciar el deseo en su forma de mirarla y reconoció en ella misma el deseo traicionero recorriendo su espalda, musitó un " Hola”
Claire se movía en el mundo del arte, lo conocía bien ya que ella misma era pintora o intentaba serlo, casada desde muy joven y madre de dos chicos sólo tenía una debilidad en su carácter.
Gustaba salir de caza, como ella lo llamaba, de hombres jóvenes.
Sus víctimas pobres infelices solían ser un don nadie, desconocidos o en tránsito por la ciudad, futuros artistas, estudiantes de bellas artes, becarios algo despistados, que sin darse cuenta caían en sus redes amatorias. Unas veces pasaba por ser dependienta, otra profesora, modelo de dibujo lo que hiciera falta para llevarse a la cama al mochuelo, después desaparecía sin más.
Hoy había sido distinto, mientras observaba a su próxima víctima.
Él había entrado en el salón parándose en medio de la estancia de golpe al verla allí tirada desnuda posando, no podía dejar de recordar sus ojos mirándola y cada vez que lo hacía su corazón dejaba de latir. Aquel hombre había provocado en ella algo inusual, un sentimiento.
Un temblor profundo y lento la recorrió.
Su futura presa había dejado de importarle, en la mente sólo le tenía a el: Alberto.
Su instinto de cazadora se activó poniéndola en guardia y celo.
El otro secreto lo oculta únicamente para sí misma.
Por casualidad una tarde entró en una peluquería china de las que son propias de una novela de Vázquez Montalbán en el centro de Barcelona., de esas que sus amigas tan sólo con ver la puerta de entrada habrían salido despavoridas dando un brinco.
Aquel día la migraña estaba haciendo estragos en ella por eso entró pensando que un buen lavado de cabeza y los peines aliviarían su dolor.
Aquello se convirtió en la experiencia más curiosa que tendría en su vida.
Los chinos lavan la cabeza en seco, es decir te sientas en la silla delante del espejo y empiezan a lavar. Primero extienden el jabón y masajean con los dedos, algunas veces también hacen servir las uñas y después con una botellita de agua lo van empapando poco a poco hasta que la espuma empieza a coger consistencia. Lo curioso es que por el mismo precio en la misma silla te dan un estupendísimo masaje.
Claire, cerró los ojos mientras masajeaban sus hombros y cuello, la mujer china que la atendía en un momento dado le dijo:
-¿Tu enferma? ¿No bien?
Sonrió leve e hizo un gesto afirmativo.
-¿Quieres masaje? Aquí masaje muy bueno, medicina china, tu venir, ven, sígueme.
Claire se levantó y la siguió dentro del local, le dolía tanto la cabeza que el solo hecho de pensar en estirarse sobre la camilla nublaba cualquier signo de advertencia o raciocinio que hubiera podido pasar en aquel instante por su mente.
Sabía que en aquellos lugares entraban y salían hombres constantemente, lo había podido comprobar in situ esa misma tarde y corroborar las famosas noticias de los burdeles chinos con final feliz; la verdad que la mujer china que le precedía al interior vestida con faldita corta y volantes de lentejuelas brillantes, que remataba con unas medias negras de filigranas, parecía de todo menos masajista colegiada, pero que le íbamos a hacer.
Se estiró rendida sobre la camilla y la mujer le ayudo a desvestirse, luego apagó la luz.
Mientras cubría de aceite su espalda y le acariciaba suavemente le dijo,
- Tu músculo malo, cosa mala en músculo. Mi hacer medicina china, españoles no saben, no conocen, tu dejar mi saber.
La mujer le contó que le iba a poner un ungüento especial que iría con mucho cuidado pero que le haría un poco de daño, que luego tendría la espalda toda roja y morada, pero que no debía de asustarse, solo procurar cuando llegara a casa, ponerse algo muy caliente un rato en la espalda y no ducharse pasadas las veinticuatro horas.
Tras esta explicación se puso manos a la obra y con una especie de madera trabajada de cantos rodados fue como peinando músculo a músculo toda la espalda una y otra vez, sacando "la cosa muy mala" hacia fuera.
Al final del masaje Claire se quedó dormida y la mujer china se retiró dejándola descansar.
Desde entonces, sus visitas al extraño local peluqueriamedicochina se convirtieron en algo regular que no compartía con nadie, ni familia ni amigos, al igual que sus jóvenes amantes.
No tenía muy claro que hacía acudiendo a ese antro , sabía lo que allí se cocinaba , de hecho una vez después de unos de estos singulares masajes y mientras intentaba vestirse , la mujer china se sentó en la camilla insinuándose y le dijo:
- Tu muy guapa! Mujer española muy guapa, hombres mirar mucho.
Claire le sonrió amable acabando de vestirse y le dio las gracias. Se despidió cordialmente hasta la próxima vez.
Cuando alcanzó el descansillo de su casa deslizó su mano al bolsillo del pantalón buscando las llaves de la puerta, juntó sus labios y tarareó suave el estribillo de una canción. ..
"Soledad, estoy sola y me siento morir, he llegado a pensar tantas veces..... que no hay amor para mí".
CAPÍTULO II
Entra en casa y deja las llaves sobre una mesita de madera que hay al lado de la entrada, en un cachivache en forma de mano de nacar que compró en los encantes viejos de
Barcelona, una especie de rastrillo.
Se descalza y camina hacia la terraza sintiendo la agradable madera bajo sus pies, a su paso va dejando caer el foular y luego la chaqueta al suelo sin importarle la manera en que queda amontonada la
ropa.
Ya en la terraza se agarra a la barandilla y mira al cielo cerrando los ojos, siente la brisa y el sol en su cara ; sonrie. Le llega un agradable olor a huerto.... las tomateras que cuida con
esmero crecen frondosas en esos grandes maceteros que se alinean en la terraza. Acariacia las hojas con la mano y aspira profundamente el delicioso aroma.
Se vuelve adentro del piso y pone musica, le encanta , de todo tipo... sube el volumen y ya desnuda y libre, baila feliz dejandose invadir por un suave y sensual ritmo. Para ella este rito es algo primitivo, personal e íntimo que tiene que ver con su mas profundo yo.
Suena Bosé...
"Morena mia, siete son los pecados cometidos,
suman ocho conmigo, nueve los que te cobro,
mas de diez he sentido y por mi parte,
sobra darte lo que me das, damelo... damelo
bien, lo pongo aqui, lo pongo a quien
cuando tu boca, me toca, me pone y me provoca,
me muerde y me destroza, toda siempre es boca
y muevete bien, que nadie como tu me sabe hacer café "...
Claire tiene sus secretos, sus debilidades... sabe que no vendrá nadie a casa hasta la noche...
Ha llenado la bañera hasta arriba de agua caliente, casi hirviendo .
Se desliza dentro dejandose caer suavemente y hunde la cabeza hasta que el agua la cubre por completo, siempre le ha fascinado el sonido que se escucha de esta manera. El agua tiene un sonido
eléctrico , ondulante.
Aguanta la respiración todo lo que puede bajo el agua para disfrutar de ese mundo extraño y solitario que gotea y hace blup , blup, blup; cuando no puede más se incorpora de
golpe y coge aire con fuerza,lo repite dos o tres veces hasta llegar a la ensoñación; se incorpora de nuevo y reclina el cuerpo hacia atrás relajado ,siente el calor del agua cubriéndola
entera, deja caer los parpados adormilada .
El agua a presión suele ser un buen aliado solitario.
Suspira complacida.
CAPÍTULO III
Claire padece de fuertes migrañas que pueden durar de tres a cuatro o cinco días. Desde que cumplió los cincuenta cada vez son menos frecuentes. Esto hace que los horarios se descontrolen un poco, sobre todo a la hora de ir a dormir en las vacaciones de verano.
A Claire siempre le han ocurrido o la han rodeado historias mágicas y maravillosas. Existe una en especial y que siempre a girado en torno a su familia...( leyenda o realidad) . Y es la de la bella princesa Xipaguacin hija de Moctezuma, noveno y último emperador azteca. Su queridísimo hermano siempre ha estado obsesionado con esta historia en concreto por la razón de que dicha princesa fue raptada y obligada a casarse con Don Juan de Grau pariente lejano, lejanísimo, Barón de Toloriu , un pueblecito de los Pirineos y dónde muchos piensan todavía hoy que escondió un valiosísimo tesoro de oro y joyas que trajo consigo como ajuar en un gran arcón y que expertos buscadores se afanan por encontrar.
La familia siempre se ha reído divertida de sus ocurrencias pero es verdad que en la fisonomía de ella se aprecia una mezcla indiana del todo difícil de definir y un cuerpo estilizado y fibroso que quisiera para sí mas de uno.
En su casa por una razón u otra la joven y triste Xipaguazín los ronda, la perciben cerca y más cuando leen noticias sobre ella y la extraña historia de aquella joven y bella que cubría apenas su cuerpo con telas ligeras, plumas, penachos blancos y flores frescas pese a las bajas temperaturas del Pirineo catalán.
Incluso Claire perjura haberla oído cantar bajito en las noches de verano y un suave retumbar de tambores a lo lejos acompañándola.
Claire tiene una capacidad innata y le gusta contar historias que ha escuchado o leído enlazando unas con otras, pero cuando habla de la bella princesa prisionera en las montañas, su rostro se torna serio y casi podríamos decir que su mirada se transporta dulce al pasado dando vida en sus palabras a lo que allí ocurrió.
Y puede imaginar aquella joven e inocente en estado puro caminando descalza y desnuda disfrutando de los mas bellos placeres del paraíso, bañándose en el mar, escuchando el canto de las aves mas exóticas del mundo o disfrutando de su cuerpo desinhibida de cualquier tipo de censura o prohibición antes de ser llevada a su triste destino.
Y para los que no creen en la magia y las leyendas les reta a que con sus propios ojos lean la placa de mármol tallado a tal fin que puede verse en uno de los muros de la iglesia de Toloriu.
CAPITULO
V
Por razones familiares y profesionales de su
padre Claire y su
hermanos pasaban horas ocasionalmente en los
jardines neoclásicos del
siglo XVIII y XIX del Laberinto de Horta en
Barcelona, antigua
propiedad de un marqués hasta que éste la
cedió a la ciudad como
jardín-museo. Toda su vida desde pequeña le
han rodeado este tipo de
jardines con sus mantos de flores
cercados por pequeñas piedras y
caminos de piedrecitas blancas y redondas,
que crujían al pisarlas con
ese sonido tan particular. Incluso entre sus
lecturas preferidas,
Aloma, La Plaça del Diamant , Mirall
trencat de Mercé Rodoreda , han
sido una constante habitual . También
su escuela Arc Iris, antigua 26
de Enero, creada en principio para niños con
dificultades por sus
duras condiciones de vida y que necesitaban
atenciones especiales,
pudo disfrutar en sus patios de este tipo de
jardín.
Todavía puede percibir el calor de los rayos
del sol en los patios del
colegio, cuando en las horas de dibujo su
profesora la hacía bajar a
los jardines para que dibujara al aire libre
las flores y plantas que
se expandían por
doquier.
Cuando El parque del Laberinto se
encuentra cerrado al público, corre
con sus hermanos por todos los rincones
jugando y dándose de tortas
entre sus setos y flores, hasta que no
pueden más y paran a sentarse
en la fuente central al final del
recorrido.
La fuente era redonda, con un chorrito en el
medio que subía tan alto
como querían ya que conocían el grifo
secreto que lo encendía y lo
regulaban a la altura que les daba la gana,
salpicándose y mojándose
de lo lindo unos contra los
otros.
A veces, pasaba horas sentada con los pies
metidos en el agua,
escuchándola caer y admirando su movimiento y
reflejos, así como los
seres que campaban a sus anchas: había
renacuajos, arañas con unas
patas larguísimas y libélulas (en catalán las
libélulas se llaman
Espia-dimonis, ese nombre siempre la
había hecho mirarlas con
desconfianza).
Y ahí, entre todo ese entretenimiento,
nadaban los peces; eran
lánguidos y suaves, transparentes, como el
velo de una novia mojado y
¿Veloso?, se deslizaban perezosos con esos
colores tan suyos y brillos
que tanto han llamado siempre mi
atención.
Movía los pies hacia adelante y se acercaban
curiosos una y otra vez,
iban y venían y así pasaba horas embobada
bajo el sol, relajada,
observándolos, perezosa, esos peces que
siempre se han reflejado en
su obra y que tanta curiosidad han desertado
en ella cuando los
observa plasmados en obras de otros artistas,
está convencida de que
el hecho de que formen parte de esas obras
tiene que ver en los
recuerdos más internos de su
infancia.
De repente algún grito capta la
atención de Claire alertándola,
gira la cabeza para ver que está
ocurriendo, entrecerrando los ojos,
saca los pies del la fuente y se
levanta lentamente. Sus hermanos
corren entre los setos, uno tras otro,
chillando, llorando y riendo;
vuelven a estar dándose de
tortas. Se le iluminaba la cara, sonríe
alegre y echa a correr tras
ellos.
CAPITULO VI
De estas andanzas y juegos, de sus tardes al sol con los pies en el
agua en la fuente central del parque del Laberinto, de sus paseos
por la zona de la estatua de la dama del paraguas del Zoológico de
Barcelona o sus días sentada con un libro en los bancos del lago en
la Ciudadela donde la figura del escultor Llimona descansa delante
del Parlament, surgen historias y sueños que imagina cuando contempla
caer el agua entre los musgos y flores que recorren la humedad y el
frescor de las piedras de esas fuentes y así imagina personajes y
escenas de amor que acontecen sin que (nadie se dé cuenta ¿)
Le encanta imaginarse dentro de esas aguas cerradas, y así se siente
Sirena en sus sueños como cuento en el que pasa a ser narradora y
protagonista a la vez creando un mundo paralelo, una encantadora
dualidad que empieza con un :
-Quedó la historia olvidada tras los años transcurridos de aquella que
por amor quedó por siempre atrapada en la frescor entre la vegetación
verde y mojada de musgo y liquen de una antigua fuente en el barrio
antiguo de la ciudad.
Los ojos de los que pasan no pueden verla y en el aire está escrito
que solo la verá aquel a cuyo corazón esté destinada.
Pasa los días sumergida bajo el agua, se esconde y juega en los
distintos recovecos de esa cárcel húmeda de la que es prisionera
mientras espera.. Sumergida entre el esponjoso entorno verde y el
agua.
De noche sale a la superficie y se sienta bajo la luna a trenzar con
flores y hojas su blanco pelo y algunos creen haber oído a alguien
tararear música clásica de noche al viento.
Es destino de las sirenas encontrar un gran amor y arrastrarlo con
ellas al fondo.
Por eso siempre espera paciente y observa a cada uno de aquellos que
se acercan a beber de esa fuente en la que ella se haya presa al que
ha de ser su elegido.
Mira curiosa las caras que bajo el chorro del agua transforman los
ojos cerrándolos y los labios se abren relamiéndose bajo el frescor
que cae a borbotones a sus gargantas...
Aquella noche suspiraba distraída bajo la luna sentada al borde con
solo la cola metida en la fuente cuando al oír unos pasos se deslizó
a su refugio escondite presurosa donde pudo observar un cuerpo que se
acercaba.
El volvía a casa despistado, cruzando la plaza. La sed le secó el
gaznate y la boca e intuyó el chorro que corría en el centro de la
plaza en la antigua fuente medieval. Lentamente se acercó extrañado
por la repentina sed y bajando la cabeza dejó que el agua chorreara
sobre su boca bajando por el cuello, mojando su pecho. Estaba
inusualmente fresca y clara; bebía como si en ello le fuera la vida
cuando de pronto sintió el toque de una mano acariciándole la barbilla
suavemente atrayéndolo bajo el chorro y unos labios que se posaban
sobre los suyos besándolos delicadamente entre la mojada cortina. Su
respuesta fue instantánea, muy varonil y una excitación apremiante
recorrió su cuerpo calentándolo de inmediato al notar un cuerpo
femenino aplastándose contra él ardoroso y seductor mientras seguía
besándolo y mordisqueándolo a través del agua. Noto unos pechos
firmes que lo empujaban seductores atrayéndolo a un cuerpo más que
dispuesto que lo arrastra de golpe a una pasión hacia un cuerpo
femenino desconocido. Hacía años que no sentía con una mujer aquel
tipo de calentón instantánea, ni a tampoco que respondiera de forma
tan ansiosa a sus demandas. En medio de esa vorágine de sensaciones
que experimentó en un segundo y que dejó su mente nublada y su cuerpo
ardiendo, la misma boca que lo reclamaba una y otra vez y lo besaba
impaciente se acerco a su oreja susurrando concierto para piano de
Rachmaninov .Abrió con sorpresa y desconcertado los ojos y se apartó
súper excitado intentando contener la respiración y volver en si
mismo. Noto que su corazón parecía querer estallar y sacudió la
cabeza con fuerza confundido.
Miro a su alrededor.
Nada ni nadie,.... se fijó bien... volteo la cabeza buscando alrededor, nadie.
Escucho en la negra noche chisporrotear el agua a su caída del grifo
dispuesto de antiguo bronce en forma de pececito. Fijó sus ojos en el
chorro y no sabe muy bien porque, con esa ansia que sólo viene del
abandono volvió a meter la cabeza bajo el mismo y la mantuvo un
momento bajo el chorro como si estuviese volviendo a beber. Entonces
de forma premeditada abrió los ojos y la vio...... en ese momento la
sorpresa fue de ella que al verse descubierta susurró:
- ¡Has venido.....!
Claire inventa historias y relatos y se
las cuenta a sus hijos a la
hora que los acompaña para dormir de igual
manera que ahora recuerda
como su madre lo hacía con ella y sus
hermanos, era algo
divertidísimo, llegaba la hora de acostarse y
apagaba todas las luces
de la casa, todos los hermanos
esperaban con alegría el nuevo cuento
que estaba por venir, era una sorpresa que
ella había preparado
durante el día y que grababa en uno de
aquellos cassets de cinta de
los antiguos de color negro y
cuadradote y así por la noche poderlo
conectar para que los escucharan. Cualquier
cuento de los
tradicionales servía para desbaratarlo e
inventar una historia nueva
haciendo que pareciera otro totalmente
distinto, donde los buenos se
convertía en valientes héroes y protagonistas
únicos de las historias,
como la Caperucita deportista o los tres
cerditos valientes no, súper
valientes. Recuerda la emoción que la
embargaba bajo las sábanas
tapada hasta la nariz escuchando la voz de su
madre en la oscuridad
escuchando aquellas fantásticas y locas
historias , las veces que le
suplicaba que pusiera la cinta una y
otra vez y como se dormía
cansada y divertida soñando en aventuras y
lugares fantásticos.
CAPÍTULO
VII
Le gusta la sensación que le invade el
cuerpo cuando se
encuentra en mitad del bosque la
quietud y la soledad bañadas por un
sol otoñal en la época en que se pasea por el
monte recogiendo setas,
pasea distraída con paso lento sobre la
pinaza de pino negro joven que
recorre igual que hizo junto a sus padres
hace ya tantos años y
recuerda los sonidos y silbidos con los que
se comunicaban cuando
tenían que encontrarse o volver al punto de
salida. Un código que sólo
conocían ellos y que era una forma de no
perderse por aquellas
bosqurias de antaño, se le antoja que la
forma redondeada de las setas
y la forma de agruparse se asemeja a naves de
visitantes chiquititos
que visitan nuestro planeta y de tal guisa
mientras pasea a la busca
de los mismos inventa un relato de para
poder contar...
Al amanecer hoy, el bosque silencioso y
quieto elevaba altísimo los
troncos de sus árboles de pino joven negro,
cuyas copas desaparecían
sobre una pesada niebla que lamía sus
faldas.
El frescor de la escarcha se esparcía por
todos sus rincones dejando
un manto brillante y plateado de gotitas de
agua que reflejaban
cristalinas dejando entrever las primeras
luces de la mañana.
Mis pasos suaves y lentos buscaban las
"señales" cualquier indicio de
su presencia, de que estuvieran allí
esperando a ser descubiertos.
Mi andar sorteaba ramas y raíces, se hundía
en el suave manto de hojas
y musgo verde y mojado,
atento.
Los he oído llamándome flojito, susurrando
unos con otros y he tenido
un "avistamiento" perfecto,
maravilloso...
Tenían esa forma suya tan característica,
todos redondos e iguales,
parecían flotar estáticos sobre el suelo
pajizo de hojas puntiagudas
como agujas, perennes y largas de los pinos.
Anaranjados y con motitas
verdosas, chatitos, se alineaban juntos o en
pequeños grupos bajo los
arbustos. Me he arrodillado frente a ellos
adorándolos como pequeños
dioses y con sumo cuidado los he ido sacando
de su escondrijo,
cortando su "tallo terrestre " con mucho
cariño. Para eso han sido
creados y así se relacionan con algunos de
nosotros.
Mi misión ha terminado satisfactoriamente así
que he vuelto sobre mis
pasos lentamente, canturreando alegre,
dejando atrás el silbido del
viento entre los árboles y el sol entrando ya
por sus ramajes... mi
sonrisa satisfecha se ha elevado hacia el
cielo dándole las gracias...
-"Ellos vienen conmigo..." susurra bajo el
aire.
Arriba en la torre "donde empezó todo", al borde del alféizar
del campanario de la Iglesia de Santa Maria dels Turers en Banyoles, se
sienta relajado y tranquilo con los pies colgando al vacío un hermoso
ejemplar de ángel blanco único en su especie, de cuerpo musculoso,
atlético y fornido, de piel brillante y exquisito porte, tanto, que
pareciera afeminado, robusto, fuerte, alto y de un blanco impoluto
como el mármol. Sus ojos cristalinos de un azul trasparente y noble
vigilan atentos a su rebaño de humanos, en especial de su favorita
Claire, que aquel día se encuentra sentada al aire libre bajo un
parasol naranja pintando una bella y abandonada fachada cubierta de
enredaderas y florecillas azules.
Es su protector, su vigilante, su ángel de la guarda.
Un movimiento llama su atención y se levanta espléndido y desnudo,
desplegando de su espalda unas alas blancas de abundante plumaje que
bate en el aire bostezando y las estira hacia el cielo en un gesto que
parece que comprobara que siguen enteras, aletea suave y con un golpe
seco, clac! las recoge doblándolas delicadamente.
Centra su mirada inquieta e incrédulo, busca hasta encontrarlo, antes
solo había sentido su presencia, pero habían pasado ya mucho tiempo
y era imposible lo que su mente estaba pensando, un escalofrío
extraño le recorre todo el cuerpo, pero ahora lo ha percibido con
total intensidad, es como un latigazo y su corazón agitado empieza
a latir aceleradamente.
Allí de pié, magnifico sobre el campanario, el ángel blanco que es
invisible para los humanos intenta ver entre la espesa neblina que
cubre toda la iglesia un alma que se acerca a otra y que no deberían
de encontrarse ya que así está escrito en los libros de la vida, esa
es una parte más del motivo de la existencia de los ángeles de la
guarda, las almas contenidas en redondos recipientes cristalinos y que
se hayan dentro de los seres humanos como lucecitas del ser, fresco
rocío de la mañana una vez se encontraron en otra vida no pueden
volver a coincidir jamás.
De repente oye recitar aquel estribillo
tantas veces recordado:
-Te busqué en las noches y no encontré nada...
Debajo de las piedras y no te encontré
En la mañana fría y en la noche
Te busqué, hasta enloquecer
Pero tú llegaste a mi vida como una luz
Sanando las heridas de mi corazón
Y haciéndome sentir vivo otra vez
No quería ni hablar
Ni tampoco comer
No quería cantar
No sabía que hacer
Te busqué .
Caminaba solo, lento, perdido, entre la fría neblina, empapado, con
la ropa húmeda pegada a su cuerpo, este hombre al que la vida le ha
sonreído feliz , que nació envuelto en su placenta, como un niño, ha
pagado con creces todos sus excesos cuatro años atrás, después de
tantos días de hospital y pruebas médicas por fin puede volver a casa.
Se siente afortunado de poder volver a “vivir”.
Se para bajo el campanario con los pies firmes al suelo algo
separados, las manos en los bolsillos cierran fuertemente un papel en
el que lleva escrita la siguiente cita que escribió en aquellos largos
días de ingreso hospitalario:
- Llevaba mucho tiempo " vivo" pero en letargo, "vivo" pero sin
pintar, " vivo" para vivir más tiempo, vaya mierda... he cambiado el
"chip" totalmente.
Vuelve a apretar fuerte el papel entre los dedos mientras observa
entre los rayos de sol que empiezan a invadir toda la calle a aquella
figura femenina sentada relajada y distraída bajo un anaranjado
parasol, la observa largamente y suspira.
Levanta la mirada arriba, al cielo y sus ojos se mueven inquisitivos
buscando a lo lejos como si pudiera ver.
El hermoso ángel blanco se retira un poco hacia atrás y se pregunta:
-Acaso puede verme?
Alberto se dirige calle abajo sin perder la vista de aquella figura
femenina que todavía se haya grabada en lo mas hondo de su ser, como
un tatuaje a fuego, en carne viva.
Sí, la recuerda bien, aquel día de su primer encuentro en el estudio
de un joven y prometedor artista al que había acudido a comprar obra
para sus clientes. Él también había sido pintor, pero ahora se
dedicaba a la compra y venta de obras de arte, esculturas y muebles
modernistas viajando de un lado a otro y contactando con todo tipo de
personas; había dejado por un tiempo apartados los caballetes y los
pinceles para dedicarse a las comisiones y la compra venta.
Hace mucho tiempo ya que la vio por primera vez, entró al estudio
para cerrar unas compras y nada mas dar el primer paso ahí estaba
ella estirada lánguidamente desnuda sobre el sofá posando tranquila,
nunca podrá olvidar sus ojos entrecerrados, unos ojos que lo miraron
por dentro taladrándolo y descubriendo dentro de el, muy dentro, allí
donde no había dejado entrar jamás a nadie.
"Hay miradas, contenidas,arrobadas, lejanas, atentas, risueñas, cantarinas, incluso saltarinas.... Miradas distintas, precisas, enamoradas y atolondradas... Miradas que andan, que surcan mares y vientres, que elevan cometas de pestañas infinitas... Miradas largas de pesada carga salina.... Corneas caprichosas del color del cava en la bodega por la mañana. Hay miradas de añoranza sobre los acantilados de la vieja Irlanda. Las que esperan o desesperan.... Las que callan o todo lo hablan.... Miradas y miradas"
Tuvo que rehacerse con un
gran esfuerzo ante tal sorpresa y cerrar de golpe la puerta que intuyó
que ella había abierto con esa mirada. Le devolvió el inquisitivo
escrutinio y se entretuvo larga y lentamente en recorrer ese cuerpo
desnudo que se le mostraba como un perezoso gato, valorando cada
centímetro de piel expuesta con la experiencia que dan las relaciones
con todo tipo de mujeres y situaciones.
Notó el estremecimiento de ella bajo su apasionado escrutinio y sus
ojos se regodearon acariciándola.
Manos de seda.
Las almas gemelas se reconocen, se buscan y se encuentran a través del
tiempo, de lugares personas o vidas; pero siempre acaban encontrándose
de nuevo en distintas vidas, y una vez lo hacen nunca mas podrán
separarse, es su destino. El rechazo rebelde contra lo que está bien y
lo que está mal, lo que los latidos del corazón piden , lo que la
razón intenta engañar, lo inteligente, lo cabal.
Claire sentada bajo la sombrilla naranja dibuja ajena a los ojos que
la observan, los papeles posados sobre sus rodillas y un montón de
pinceles y botes de pinturas rodean sus pies, el frescor de la mañana
empieza a retirarse y unos cálidos rayos de sol la rodean mientras
una suave brisa acaricia su melena, se acaricia la nuca y bosteza
somnolienta, es feliz, vive una vida tranquila, reposada. “Mi Claire”
su Claire se encuentra escondida y descansa en el sueño de un largo
letargo, el de la madurez, en el modo confort.
La punta de unos mocasines rojos de piel vuelta asoma bajo el parasol
y un hola masculino llama su atención.
PD: la letrilla es el estribillo de una canción.
INSERTAR EN EL RELATO
Vuelve a casa en el coche es casi medianoche San Valentin..
La oscuridad de la carretera y las líneas discontínuas la adormecen...
Amor por doquier inunda el interior del auto, corre sobre la arena de la playa 30 años atrás en pelotas junto a jóvenes y macizorras mujeres Suecas, Holandesas y Alemanas.
Se divierten en verano en la playa bajo un sol sofocante. Europeas en estado puro.
Eso si era amor, el olor a aceite de coco lo inundaba todo en la libre Costa Brava, cuerpos bronceados, cabellos pajizos de sol y playa; risas, baños ...
Y besos, muchos besos; calientes, prohíbidos, escondidos ...
Besos salados de sabor a mar, besos y mas besos de dos y de tres; cuellos llenos de chucletones y abrazos.
Suena la radio en el coche:
Flashhhhbackkk FM!!!! Y el tunda tunda lo inunda todo, la despierta de la ensoñación y viene a su cabeza aquella armónica de Supertramp tremenda que subía al cielo y que hacía que las noches de verano y la luna fueran el narcótico mas flipante y potente que el cuerpo pudiera soportar...
Se ve sentada de paquete sobre una moto Sanglas haciendo curvas en la noche, agarrada a un buenorro a toda velocidad con los ojos cerrados fuerte; soñando..
Debe de tener 16 años ...
Eso sí que era San Valentín, piensa, joder si lo era!!! Se dice para sí.
https://youtu.be/j8QqxMvb8AM
RK<<>> y
<< Nuevo campo para texto >>
La niña Claire mira enrededor, una cocina a la izquierda con un lavadero incrustado de color gris en el que gotea por un trozo corto de manguera el agua, desde un depósito gigante. A su espalda una puerta de entrada a un pequeño baño. Presta atención y escucha atentamente los sonidos de la casa,nada ni nadie. Se para .... apenas un quejido que proviene desde arriba. Valora como puede llegar a la lamparilla, demasiado alta para su corta estatura. Contra la pared del baño reposa una enorme nevera, la primera de la casa que compraron tras deshacerse de aquellos antiguos cajones que refrigueraban la comida a base de barras de hielo compradas a vendedores ambulantes de la calle. Valora sus posibilidades, siempre ha sido ágil y atlética así que con ese espíritu de aventura que la acompaña, se encarama primero al alfeizar interior de la ventana de puntillas y de un brinco salta a la parte superior de la nevera gigante. Ya de pie en equilibrio intenta alcanzar la lamparilla de cristal verde, en forma de lágrima rodeada de hiedra color cobre pero le es imposible. Vuelve a escuchar una vocecita desde dentro que grita: ¡Ayúdame, ayúdame por favor! Se para y mira a todos lados..... baja los ojos a sus zapatitos de charol rosa de lacitos, coge uno descalzándose y lo levanta en su mano hacia la lamparilla e intenta asestar un golpe seco al cristal... pero antes susurra: -Apartate y cúbrete bien la cara y el cuerpo. Zapatito en mano dá un golpe seco al cristal verde que se rompe en dos. De repente el mundo y el tiempo se detienen, no es de día, no es de noche, la quietud lo inunda todo. La niña desconcertada levanta la cabeza intrigada, intentando ver algo entre el resplandor de luz blanco. Y cree percibir un débil aleteo sobre sus pestañas, un puntito brillante que salta de puntillas sobre su nariz... su boca...sus mejillas Y siente caer sobre su cara una lluvia de polvo de purpurina y estrellitas de bellos colores .... y unos labios chiquitines que la besan una y otra vez diciéndole: - Gracias, gracias, gracias ... ?
<< Claire inventa historias, aquella noche duerme plácidamente, de pronto se revuelve inquieta en la cama algo o alguien quiere llamar su atención, intenta seguir durmiendo, pero la empujan una y otra vez y acaban por despertarla. Abre los ojos somnolienta, siguen golpeándola suavito. Cuando se incorpora por completo en la cama para mirar bien, un reflejo blanco intenso la ciega, abre del todo los ojos y puede distinguir claramente unas alas de mariposa espesas, gigantes, que se baten suspendidas en el aire y una melena blanca de rizos largos que flota esparcida por el cielo . Una dulce sonrisa la observa con la cara inclinada de medio lado. La reconoce enseguida, pero ahora es todo luz y claridad que emana desde dentro. Despierta de golpe y se levanta, la bella imagen desaparece. Son las cinco de la mañana, ya no puede dormir más. Pasea inquieta descalza sobre la suave madera, le gusta sentir el suelo en sus plantas. Se acerca a la ventana y mira el mar azul al fondo, el olor a sal la penetra, empieza amanecer. Por la mañana recibe el siguiente mensaje en su teléfono: -¡Ay Claire! Que susto que nos ha dado. Esta noche tuvimos que volver al hospital corriendo. Nos avisaron que se nos moría. Claire cierra el aparato, lo deja caer a su lado y suspira tristemente, se sienta distraída mirando la nada. Pasan lentamente los días hasta que una lucecita verde parpadea en la pantalla del móvil, reconoce un nombre y un rallo de esperanza recorre por un segundo su mente. Esta vez es un mensaje de voz, le da al play para escuchar. -Querida Claire, te habrán dicho que casi me muero, pero todavía no es mi hora. Esa noche desperté, había gente rodeando mi cama, miré las sábanas y empezaron a crecer flores y más flores de las de tus cuadros. Venía más gente a mirar, pero no decían nada, solo miraban y yo veía ramas y florecitas esparcidas sobre mi cama de todas las formas y colores, crecían por todos lados, eran preciosas, algo bellísimo y al final me levanté y caminé por tus caminos , mis manos las acariciaron suavemente a mi paso, las sentí frescas entre los dedos y eso me dió fuerza para seguir, y luché, luché con todas mis fuerzas por vivir. Un beso, nos vemos pronto. Click. Claire sabe que tiene algo ahí que no quiere conocer ni explorar. Es un sentido una intuición cierta y que por pudor o temor deja arrinconada en lo más hondo de su ser. Pero hay veces que "eso" como ella lo llama se le planta delante de manera inesperada sin que pueda hacer nada por apartarlo. No piensa nunca en ello. Pone la mente en blanco y deja que suceda >>